Más allá de la Ámsterdam

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Los aires de Europa parece que le hicieron bien al Presidente.

Despertó y modificó el criterio que rigió durante los doce años de conducción frenteamplista en materia de seguridad pública.

El gobierno parece decidido -por fin- a hacer cumplir la ley: «De aquí en más se terminó la situación que estamos viviendo»(…)»No van a poder. No va a ganar la delincuencia. No es una tarea fácil. Existe la convicción de reprimir a los violentos»(…)»Si hay un violento y la Policía lo tiene que sacar del forro lo va a sacar del forro»(…)»Ahora vamos a ser más estrictos, más allá de las críticas que podamos recibir, dentro de la Constitución, ni que hablar»(…) «hay que llevarlos de los fundillos a la cárcel».

Más vale tarde que nunca. Y más vale que sea cierto.

Ya era hora de poner coto a la creciente ola de violencia acompañada por la pasividad del aparato estatal.
Había -hay- una especie de laissez faire, laissez passer por parte del Estado a la hora de pararse frente a la delincuencia. Hemos pasado desde la liberación de presos en el primer gobierno de Vázquez hasta la renuencia a castigar con más severidad las bocas de pasta base como acontece en el Parlamento actualmente. Era hora de despertar de ese sueño que coloca a todos los uruguayos en una pesadilla diaria de vivir con miedo.

Es claro que la solución al problema de la seguridad no pasa solo por la represión, por la respuesta policial, pero la represión al delito y los delincuentes es parte del combo de la solución. Como dijo el mismo presidente, a esos violentos no se les puede “convidar con un caramelo”.

Eso que tanto se resistió a entender el gobierno frenteamplista, parece que cambiará.

Esperamos que el presidente concrete este cambio de dirección.

Ahora bien, el problema de la violencia y la inseguridad no empieza ni se termina en la Ámsterdam o en el Fútbol. Ese nuevo criterio de aplicación estricta de la ley debe ser general.

Hay que “sacar del forro”, parafraseando al Presidente, no solo a los violentos del fútbol, también a delincuentes que asolan nuestros barrios y ciudades. A los narcos que tienen barrios enteros de rehenes, a los delincuentes que estando libres han puesto presos del miedo a los ciudadanos honestos de nuestro país.

Hoy los uruguayos son testigos y víctimas de violencia en todo lugar y a toda hora. No es el Centenario el único lugar a proteger. Es todo el territorio nacional. Son los barrios montevideanos, son las ciudades y pueblos del interior donde han surgido delitos y conductas violentas que nunca antes habían conocido. Son las puertas de escuelas y liceos donde se vende droga. Son la calles donde los ciudadanos están expuestos a hurtos y rapiñas, son los comercios llenos de rejas, alarmas y cámaras de seguridad buscando una protección que hasta ahora el Estado no está brindando. Es el Uruguay entero el que debe ser protegido por esta lógica que debió primar siempre: hacer cumplir la ley.

Si el presidente concreta en hechos sus anuncios, tendrá nuestro respaldo, porque no lo podemos criticar cuando estamos en desacuerdo y también criticar cuando estamos de acuerdo. Hay que ser serios. Si cumple, si hay un cambio en la política de seguridad llevando la conducción hacia la aplicación estricta de la ley y un mayor protagonismo policial en la lucha contra la delincuencia, lo vamos a apoyar porque es lo que venimos reclamando desde que asumió el Frente Amplio.

Ahora que se despertó con el tema seguridad, quizás pueda despertarse y cambiar el rumbo en materia de educación, que es la única alternativa sustentable para el cambio cultural y social necesario para tener una sociedad verdaderamente integrada y segura, donde imperen los valores que aseguren una convivencia pacífica.

Después de doce años, alguna razón teníamos.

Jorge Larrañaga

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