El senador de la República, Carlos Daniel Camy, planteó, el día lunes, la situación acontecida el domingo pasado en la elección de representantes sociales en el Directorio del BPS.
Señor presidente: me voy a referir a lo acontecido el domingo pasado, cuando se llevó a cabo la elección de los representantes sociales ante el Directorio del Banco de Previsión Social.
La ley determina que esta convocatoria sea de carácter obligatorio y, a través de la norma, se establecen sanciones para quienes no concurran a votar. Lo mismo dispone el cuerpo normativo nacional en relación con otras instancias electorales, como por ejemplo la elección de las autoridades de la Universidad de la República o la de los representantes docentes de los consejos de ANEP.
Lo acontecido este domingo ha generado distintas reflexiones a nivel de las redes sociales; públicamente la gente se ha expresado sobre la obligatoriedad de esas elecciones –cuestionando si deben tener tal carácter o no–, sobre el sistema electoral uruguayo –del que estamos muy orgullosos–, y respecto a la posible alternativa del voto electrónico.
Queremos plantear que es evidente que se ha producido una gran desconexión entre la ciudadanía y la obligación de elegir. Desde Kelsen a esta parte, los juristas han señalado que la norma jurídica debe tener la debida tensión con la realidad, y lo cierto es que el domingo pasado esa tensión se rompió.
Como integrante del sistema político siento la necesidad de advertir y alertar sobre lo sucedido y, también, de ensayar una autocrítica. Esto no puede volver a pasar, porque cuando ocurren cosas como estas, sin duda estamos perjudicando y cuestionando el sistema democrático. Cuando la gente no sabe lo que elige, cuando no le interesa, y le imponemos la obligatoriedad de ejercer el voto so pena de una serie de sanciones, estamos poniendo una “bomba” en el sistema, sistema que se basa, esencialmente y primero que nada, en la credibilidad.
Por tanto, como integrante del sistema político, y en particular como legislador, siento que tenemos que actuar de forma inmediata, siento que tenemos que corregir esta situación. Además, queremos establecer algo puntual y concreto, que es la necesidad de que al menos se discuta sobre el tema del voto electrónico como una alternativa a este nuevo tiempo en el que vivimos. Sin renegar de la seguridad, de la transparencia y de la credibilidad que genera el sistema que el Uruguay se ha dado a través de leyes muy antiguas que sostienen nuestro sistema –del cual nos sentimos orgullosos–, debemos advertir que estamos en otro siglo. Hoy estimulamos la conexión de la fibra óptica en nuestros hogares, hoy estimulamos a los niños y a los liceales de este país con las ceibalitas y a los jubilados con las tabletas del plan Ibirapitá; por tanto, es inadmisible que no nos estimulemos nosotros para discutir sobre el voto electrónico, ya que sería una alternativa para evitar que pasen las cosas que pasaron el domingo. Nosotros no atribuimos intenciones de ningún orden, pero no se puede dejar de admitir que miles de ciudadanos no tuvieron la libertad de elegir. Sin duda, al menos en este aspecto, esta alternativa siempre va a proveer la posibilidad de la libertad de elección.
Eso es lo que queríamos expresar en el Senado de la república en la jornada de hoy, partiendo de la convicción más absoluta de que los problemas de la democracia se solucionan siempre con más democracia y con más compromiso. Desde aquí pretendemos que se habilite la instancia para que, con tiempo –como hay que hacer este tipo de cosas–, discutamos sobre la necesidad de plantearnos las bondades que podría proveer el sistema electoral electrónico.
(Suena el timbre indicador de tiempo).
–Solicito que la versión taquigráfica de estas palabras sea enviada a la Corte Electoral y a la Comisión de Constitución y Legislación del Senado de la República.
Muchas gracias.