Soy un sobreviviente de muchas batallas.
Siempre luché por mi Partido y por el país.
Como muchacho que enfrentó la dictadura, después como intendente, legislador y candidato a la presidencia, gané y perdí, pero siempre -siempre, diciendo lo que siento y defendiendo lo que creo.
Como hace más de 40 años los blancos nos rebelamos contra el poder de los fusiles de la Dictadura, hoy nos toca rebelarnos contra otro poder: el de la plata. El de la plata aplicada al vale todo.
Somos el principal Partido de la oposición.
Del lado del gobierno, tenemos a un Frente Amplio que usa la publicidad oficial para mentir sobre la situación del país. Es publicidad que pagamos todos los uruguayos con nuestros impuestos.
Pero también tenemos que hacernos cargo de dar una alerta dentro de nuestro propio Partido.
Hoy tenemos que censurar que se juegue con la gente; con nuestros abuelos, nuestros jubilados.
Jugar demagógicamente con las necesidades de la gente que es por demás vulnerable, es descalificante y degradante. Política de la peor clase. La mala política. No todo puede valer.
Mi obligación es decir lo que siento, mi deber es defender a mi Partido frente a promesas vacías y engañosas que nos hacen mal A TODOS LOS URUGUAYOS.
Los blancos tenemos como deber el de ajustar nuestra conducta como ciudadanos a los «bien entendidos intereses de la Patria y de la comunidad».
El Partido Nacional es sagrado y nuestro deber es defenderlo. Defender su integridad.
No puedo, no tengo derecho, a convalidar con mi silencio cuando se agrede desde adentro la comunidad de valores y de principios a la cual pertenecemos.
Una actitud de ese tipo no me representa.
Ustedes saben que estoy hablando del candidato Juan Sartori, que hace unos días admitió que tenía de asesor un venezolano de apellido Rendón, experto mundial según parece, en propagando sucia.
¡Qué casualidad, de manera repentina aparecieron mexicanos interesados en encuestar en nuestro país!
¡Qué casualidad, aparecieron mensajes de whatsapp con números de India!
¡Qué casualidad, en forma súbita apareció gente en portales desconocidos publicando cualquier cosa!
Lo que se está diciendo sobre nosotros, los restantes precandidatos del Partido Nacional, es de una dimensión nunca vista en nuestro país. Una mecánica corrupta de hacer política. Se transforma en una manera de socavar la Democracia.
Sepa Sartori que el Partido Nacional no promete cualquier cosa y no se presta a los experimentos de mercaderes ni a la hipocresía de tartufos.
Es una colectividad política con 182 años de gloriosa historia, que abreva en el coraje de su gente y en los valores de la dignidad, la libertad y la ley.
Usted señor Sartori se dice blanco pero no se comporta como tal. No se puede andar a la caza de conciencias valiéndose de publicidad mentirosa y abusiva.
Ahora va a repetir lo que ya ha hecho con el Partido Nacional: victimizarse. Decir que lo criticamos porque nos creemos dueños del Partido.
Que le quede claro: nosotros no somos dueños de nada. Solo de nuestra trayectoria, que habla por nosotros.
Usted debe ser dueño del recato y del respeto republicano que nos debemos los blancos.
Para nosotros, la política no es un entretenimiento donde derrochar plata ni engañar a la gente.
Para nosotros es el compromiso de honrar el sillón invisible de Oribe, haciendo del Partido una herramienta de prosperidad y justicia para todos los uruguayos.
Repito, en una elección no vale todo.
Hay que competir con honestidad, con decencia.
La ética no se compra. Los votos, tampoco.
Ahora si quiere, vuelva a hacerse la víctima, pero los uruguayos saben que yo no hablo por hablar. Saben bien que digo la verdad, sin medir costos políticos.
Acá no estoy pugnando por el resultado de una elección. Acá estoy defendiendo principios y valores. Esos que nos dan identidad como blancos.
Porque sabe una cosa, el Partido Nacional es más importante que todos sus integrantes.
Haga el favor: pida disculpas por lo que mal hace, desande el camino de las promesas demagógicas que juegan con las necesidades de la gente más vulnerable.
Porque ni el Partido ni el país son mesas de ruleta para su diversión.
Porque la inmensa mayoría de los uruguayos no miente ni se vende.
Porque vota la gente, no la plata.
En esta defensa, no transo.
Orgullosamente blanco
Jorge W. Larrañaga