Educación: El ADN de las próximas décadas

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En estos días asistimos a la renuncia de dos jerarcas del Ministerio de Educación. Lo que se presenta como un problema de personas, es sólo la punta del iceberg de una enorme crisis de nuestro sistema educativo. Esto es fruto de un cúmulo de desaciertos de las políticas del Frente Amplio y sus gobiernos que conviene recordar y analizar.

Todo comenzó con el pésimo espectáculo del “Congreso de la Educación”, generado por Brovetto, el ministro del primer gobierno de Vázquez, en el que al Ministerio no se le ocurrió ninguna idea sobre qué hacer con la educación uruguaya. Además terminó, por la falta de rumbo y la presión de los actores sindicalizados, en una institucionalidad totalmente irracional que incentiva el inmovilismo y el bloqueo. La Ley General de Educación únicamente aprobada por el Frente Amplio, definió un marco institucional que en nada favorece a la mejora del clima de trabajo ni a los resultados educativos. La única buena iniciativa, el Instituto de Evaluación Educativa (INEed) es un proyecto propuesto por el Partido Nacional.

De buena fe, muchos nos creímos el discurso del Presidente Mujica de “Educación, Educación, Educación”. Es más, el Partido Nacional por dos veces colaboró y le tendió la mano para dar un marco adecuado al gobierno de la educación. En este tema, como en tantos otros, no pasó del voluntarismo, generando expectativas incumplidas por su falta de proyecto, equipos y gestión. Al punto que en esos años, tuvo que cambiar de integrantes tanto en el CODICEN como en el Consejo de Educación Secundaria, por los crecientes conflictos y evidentes fracasos. Las condiciones estaban dadas para la tormenta.

Más tarde llegó el tsunami. Y no por falta de advertencias realizadas al Presidente Vázquez. Sin embargo, al Presidente le están fallando los radares y los reflejos. En primer lugar, no tuvo en cuenta la gobernabilidad de la institucionalidad que él apadrinó, y colocó a quienes tenían ideas para promover algunos cambios en la educación, donde no tenían ninguna capacidad de incidencia en la toma de decisiones ni en la implementación de los cambios. En segundo término, deja de lado la importancia de trabajar en el fortalecimiento de los centros educativos como espacios centrales de convivencia y aprendizaje, y en definitiva sortear los problemas crónicos de centralismo y burocratización, un consenso amplio que podía ser recogido en los programas de todos los partidos. Y en tercer lugar, no menor, no tendió la mano al sistema político para trabajar concertadamente en temas tan delicados. Esto agravado ante la falta de presencia de un representante en el CODICEN que tan importante fue en el período pasado para que al menos hubiera algún proyecto con dinámicas positivas de cambios. Estos espacios para implementar propuestas, son los que el Partido Nacional reclama, como ya lo ha demostrado.

De todos modos, estas causas generaron las condiciones pero no fueron el detonante. La principal causante de la crisis actual es la Ministra de Educación, que supuestamente fue puesta allí por su habilidad para lidiar con los sindicatos y lo único que ha hecho es volar todos los puentes y ser ella misma causa de fricción y conflicto, que solamente la miopía de un Presidente que valora la lealtad antes que la competencia, la mantiene en el cargo.

La Ministra llegó al principal ámbito de políticas educativas sin ideas y sin equipo. Y se equivocó desde el comienzo admitiendo la continuidad de personas que poco habían hecho por la mejora de la educación y que aseguran que nada cambiará en los próximos cinco años. En el Ministerio recibió a dos colaboradores que fueron presentados como el núcleo de pensamiento, desde donde se iban a generar las propuestas de cambio. A poco de comenzar, la prensa desnudó que la Ministra no solamente no les daba los espacios adecuados sino que en más de una ocasión los había mandado a callar. ¿A alguien extraña que hayan renunciado?

Las declaraciones de la Ministra expresando que el país nada pierde con el alejamiento de sus colaboradores, nos deja desorientados. Nosotros queremos una Ministra apoyando y recibiendo apoyos de quienes designó como su equipo. A quienes en la campaña, el Frente Amplio definió como sus interlocutores en la educación. Esperamos una Ministra con liderazgo en las reformas (aún consu reconocimiento de falta de solvencia técnica), pero sobre todo, con respeto y reconocimiento a su equipo y a todos los educadores del país.

Como ha pasado otras veces en la historia, corresponderá al Partido Nacional la tarea de recuperar la confianza de la sociedad en sus escuelas y liceos, motivar a los docentes, y encarrilar una institucionalidad que hoy aparece bloqueada. Magna tarea la que nos queda por delante.

Desde el Partido Nacional estamos dispuestos a volver a tender la mano para esta causa nacional, pero si es para hacerlo seriamente, si nos vamos a comprometer todos. La reforma educativa que este país necesita, sin dudarlo tocará intereses particulares y los resultados demoraran años en verse. Debemos ocuparnos de esta causa con seriedad y con visión de largo plazo. No debemos discutir sólo las ideas generales, sino acordar como se implementarán y tener claridad en los tiempos a emplear.

Debemos acordar que encabecen esta tarea diversos referentes técnicos y políticos que sean valorados por el sistema político en su conjunto; y con este equipo multipartidario, blindar políticamente la reforma ante los golpes corporativos, que no tengan dudas que van a llegar.

El Partido Nacional, está dispuesto a trabajar en lo que sea necesario para esta causa, la cual definirá la fisonomía de nuestra comunidad por las próximas décadas.

“Al país lo que necesite, al gobierno lo que merezca”. Acá tienen un aliado».

Pablo Iturralde

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