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La campaña todavía “no empezó”, “se define” en los últimos días y “voy a ganar”

Jorge Larrañaga anunciará una propuesta por día en el tramo final de la carrera y pide bajar las peleas entre dirigentes del Partido Nacional porque la población va a pensar que no pueden gobernar

Jorge Larrañaga respira hondo, aparatosamente profundo, pone su mejor cara de control mental, agarra unas bolas chinas de esas que se usan para manejar el estrés y responde sobre un tema incómodo: las encuestas y el fenómeno Juan Sartori. Para hacerlo, apela a su propia historia de resiliencia. A su costado combativo. A su fama de luchador. “Guarda con los combatientes”, avisa. Dice que siempre que estuvo en el piso, se levantó. Que si se hubiera guiado por las encuestas no habría encarado en soledad una recolección de firmas para reformar la Constitución e introducir cambios en seguridad. Y sin embargo en su respuesta también trata de quitarle relevancia a lo que dicen los números que miden la opinión pública y a Sartori, que ya pasó de ser una sombra amenazante para ser una realidad que inquieta. Para Larrañaga, la encuesta es la gente que “cada vez se hace más presente” en sus actos políticos y que recién está entrando en clima de campaña. Está “convencido” de que todo se va a definir en las últimos 20 días o en la última semana. Y por eso promete que en el tramo final hará una propuesta en cada jornada. “Nos vemos el 30 de junio y el 30 de junio, vamos a ver qué dicen las urnas”, desafía.

Lo que sigue es un resumen de la entrevista con Búsqueda.

—Hace unos días alcanzó las firmas necesarias para impulsar un plebiscito por la seguridad, algo que se transformó en un caballito de batalla suyo y también una forma de estar en la agenda. ¿Qué reflexión puede hacer ahora con esa parte de la misión cumplida?

—Creo que se trata de un gran éxito democrático. Hay plebiscito, y lo hay por el trabajo enorme de un grupo de mujeres y de hombres que sectorialmente y en soledad empujamos un proyecto político. Nos sentimos enormemente orgullosos porque logramos instalar el tema en la agenda. No lo va a sacar nadie de ahí. Y va a obligar a discutir hasta el último domingo de octubre sobre seguridad.

—Ahora esto lo tiene que defender, porque una cosa es alcanzar las firmas y otra es que la gente lo acompañe en un plebiscito para reformar la Constitución.

—Somos el candidato de la reforma. Somos el precandidato blanco que asegura que la reforma salga. Y esto lo han dicho muchos compañeros y lo dice la lógica de los hechos. Por eso nos parece que el 30 de junio se elige candidato a la presidencia, pero detrás de esa candidatura al que defienda la reforma constitucional. En cualquier escenario la vamos a defender, pero desde la condición de candidato único a la presidencia va a ser todo mucho más fuerte.

—¿No le parece que quedó demasiado atado a la seguridad y cuesta verlo en otros temas? Todavía no ha presentado un programa de gobierno, ¿cuáles son sus otras prioridades?

—Pero fuimos el primero en presentar un programa.

—¿Cuándo?

—Hace más de un año presentamos la Agenda para el Progreso, que es un documento programático que lo enviamos al Directorio del Partido Nacional, que le hizo algunas correcciones y se la envió a todos los partidos de la oposición. Hemos presentado documentos sobre un pacto nacional sobre empleo, basado en la productividad y en la no aportación tributaria. Hemos presentado un estupendo documento sobre la educación, elaborado por el doctor Guillermo Fosatti. Vamos a presentar una propuesta sobre la corrupción, hecha por Juan Andrés Ramírez Turell y Carlos Delpiazzo. Es un documento referido a la reforma del Estado y orientado a combatir la corrupción y el despilfarro. Somos los únicos que venimos hablando de la descentralización, de las agencias de desarrollo regional, del fondo de descentralización, del cual ha hecho uso y abuso publicitario el gobierno de una manera totalmente equivocada. Es decir, hemos tocado y venimos tocando todos los temas del país. Fuimos los primeros que hablamos de un acuerdo nacional de la oposición sobre los principales temas del país. ¡Tengo programa desde 2004! Si vas a revisar el programa del 2004, fue en buena medida recogido en el 2009 y en el 2014.

—¿Y sigue vigente?

—Sigue vigente más allá de los problemas que tenemos. Hemos hablado de la regla fiscal y de la política de sostenibilidad financiera y económica para llevar adelante un abatimiento del déficit fiscal del 4,5%. Es decir, venimos acompañados de proyectos, de ideas. Vamos a entrar en el último tramo de la campaña con una iniciativa por día. ¡Una iniciativa por día! Vamos a estar tirando, los últimos 40 días, una iniciativa por día a la opinión pública, documentada, detallada, como lo hemos hecho siempre, responsablemente. Estamos con mucha fortaleza.

—Durante su lanzamiento de campaña en Trouville, se insistió en la idea de que el wilsonismo tiene que ganar para que después gane el Partido Nacional.

—Con todo respeto por todos, quien asegura el triunfo del Partido Nacional es el wilsonismo.

—¿Por qué?

—Porque es una visión más integradora, descentralizadora. Porque es una visión que pone el acento en el desarrollo productivo. Y porque tiene una mayor coraza contra ese ataque divisorio que hace el Frente Amplio de los distintos proyectos políticos. La rebeldía blanca, el voto por Wilson, es un proyecto que no va a tener contraindicaciones para la segunda vuelta electoral. Porque es un proyecto de igualdad de oportunidades por excelencia. Y nosotros buscamos ese objetivo: corregir las inequidades. El país necesita un cambio fuerte en educación, en seguridad, en seguridad social. Es absolutamente imperioso que el país tenga un blindaje político en la educación para preservarla de los pujos corporativos.

—Siempre se habla de un blindaje político en la educación, pero siempre termina naufragando en la idea.

—Naufraga porque no hemos ganado. El problema a mi juicio es de una claridad enorme: ¿se les puede creer a los candidatos del Frente Amplio que habiendo tenido 15 años para ejecutar proyectos no lo hicieron? ¿Pueden levantar promesas sobre educación, seguridad, trabajo? Otra pregunta: ¿con quiénes va a formar mayoría parlamentaria el Frente Amplio? Porque si esa pregunta es válida para el Partido Nacional, mucho más válida y difícil de contestar es para el Frente Amplio. No pueden gobernar sin mayorías. ¿Cómo tira un puente? ¿Cómo sale ahora Daniel Martínez a hablar de un nuevo impulso? El impulso que tendrían que tomar es para irse. Dilapidaron la bonanza, administraron mal las empresas públicas. Tuvo que renunciar un vicepresidente de la República, que fue procesado. Prometieron cambiar el ADN de la educación y no hicieron nada. Prometieron menos impuestos y pusieron más. Prometieron bajar las rapiñas y subieron.

—¿Hay algo que haya hecho bien el gobierno?

—Seguramente que sí. Está aquel inicio del Plan Ceibal, aquel tema de la descentralización universitaria. Pero hay materias en la que saca deficiente: en seguridad y en educación. Y son vitales para decir que el Frente fracasó.

—¿Cree que la interna sería otra si la votación fuera obligatoria?

—Lo digo desde el 2004. Es un enorme error el haber hecho una interna no obligatoria. Si un ciudadano no puede disponer de cinco minutos cada cinco años…, bueno, no vale quejarse. Es un fallo garrafal. Porque eso hubiera determinado un involucramiento de la gente en la política.

—¿Qué flancos quedan abiertos si no es obligatoria la elección interna?

—Hay especulaciones de todo tipo en cuanto a lo que pueda ser la participación externa en la interna de otros partidos. Es una primaria, no es una interna. La gente debe advertir que el 30 de junio comienza la elección del presidente, y que el presidente que no elija en esa fecha no lo puede elegir más.

—¿Cree que en las elecciones pasadas hubo votantes de otros partidos incidiendo en la interna blanca?

—Lo que pasó, pasó. Algún politólogo ha hecho referencia a ello. Pero esa agua pasó por debajo del puente y ya está lejos.

—Hablemos del agua que viene ahora: ¿cómo ve la interna hoy? Tuvo que mandar un mensaje vía Twitter a Juan Sartori para pedirle unidad.

—Mire, yo no voy a hacer menciones a ningún candidato dentro del partido. No voy a hacer menciones puntuales. Simplemente, lo más importante es la unidad. La gente no puede ver que un partido pueda gobernar si ve enfrentamiento en ese partido. Los adversarios están afuera. Esa es mi visión.

—Pero el mensaje con el pedido de unidad lo hizo público.

—Sí, lo hice público porque pretendía llamarlo por teléfono, lo llamé, no hubo contestación y entonces lo llamé. Punto y aparte. Pasó ese tema ya. Ta.

—¿No cree que hacer público un pedido de unidad deja en evidencia que no existe esa unidad?

—No. No. Porque me parece que cualquier dirigente… Y además, vamos a entendernos: podrá haber igual pero no hay nadie que haya aportado más a la unidad que quien habla. Está claro, pero no sé si suficientemente reconocido. Me importa reconocerlo. Yo he aportado al Partido Nacional desde la derrota. Y cuando todos creían que yo estaba desarmado, y mal, saqué más de 300.000 votos en el 2014, seis senadores y 16 diputados. Cuando todos creían que no tenía ninguna chance de alcanzar las firmas, juntamos las firmas y nos sobraron firmas. Cuando algunos puedan tener dudas con respecto a lo que pueda suceder el 30 de junio, le digo nos vemos el 30 de junio porque voy a ganar. Voy a ganar.

— En los últimos días, usted invitó a debatir a dos precandidatos oficialistas que no aceptaron y se truncó un debate entre blancos organizado por Búsqueda porque Luis Lacalle Pou prefirió bajarse. ¿Falta cultura de debate en Uruguay? ¿Hay temor a debatir?

—Me parece que terminan todos cuidando el cuero. Y no es así la cosa. Es mi impresión y no quiero aludir a nadie. Antes que nada digo que nadie se sienta aludido. Pero me parece que el país necesita saber. Y el debate genera transparencia en la discusión política y se terminan las impostaciones, las propuestas que no tienen consistencia, se sabe quién es el que tiene más temple y fortaleza para poder sostener con veracidad y razones un debate. Y eso lo aplico a todo el sistema político. En todos los países del mundo se generan esas instancias de debate. No me parece que sea bueno resguardarse en la unidad para no tener un debate. Y no lo digo por Luis, lo digo por el Frente Amplio también. Siempre hay excusas. Vázquez antes debatía con todo el mundo, ¿por qué? ¡Porque iba atrás! Porque iba cobijado en las ventajas que presuntamente tenían y después confirmaron en los hechos.

—¿Se mira mucho los números para eludir estas instancias?

—No sé, en lo que me es personal…

—¿Usted qué peso le da a las encuestas?

—Sería irrespetuoso si digo que no las miro, pero expreso que no soy un referente político que se lleve por las encuestas. Si me hubiera llevado por las encuestas, no hubiera iniciado la campaña de recolección de firmas por el plebiscito.

—Lo que muestran las últimas encuestas es que por primera vez se ve desplazado de un segundo lugar. ¿Eso cómo lo toma?

—Vuelvo a repetir: cuando creyeron que Larrañaga estaba en el piso, Larrañaga salió a defender al Partido y obtuvo más de 300.000 votos. Cuando pensaron que Larrañaga no podía juntar las firmas, Larrañaga las juntó. Nos vemos el 30 de junio, y el 30 de junio vamos a ver qué dicen las urnas. Estoy realmente muy entusiasmado. Nadie puede decir que no soy un combatiente. Guarda con los combatientes. Porque entonces qué podremos decir de Wilson que nunca pudo alcanzar la presidencia de la República. ¿Era un perdedor? Tabaré Vázquez perdió dos elecciones nacionales. Yo perdí una elección nacional, sin perjuicio de las internas.

—Hace un tiempo, cuando un grupo de intendentes abandonaron su sector, usted avizoró que iban a volver bajo su ala. Ahora se dio el retorno del intendente de Treinta y Tres, Dardo Sánchez. ¿Cree que todo el grupo se pueda sumar a su candidatura?

—Yo no quiero disminuir ningún proyecto político. Respeto a todos lo suficiente. Pero tenemos retornos muy importantes. Eso potencia nuestro proyecto. Tenemos un estructura muy sólida en todo el país. También digo algo: estoy convencido de que la campaña no empezó.

—¿Cómo es eso?

—Creo que esta campaña va a ser de 30 días, de 20 días, de una semana. ¿Por qué sostengo eso? Porque lo percibo. Cada vez veo que a nuestros actos va más gente. Hace dos meses veíamos gente que ni sabía que habían elecciones. Va a ser un tema de 30 días, de los últimos días. Estoy convencido.

—La interna blanca aparece más entreverada que en el inicio, apareció un actor que no estaba…

—Pero el tema es no hablar con la gente. ¿A alguien se le puede ocurrir que la gente deja de respirar, deja de comer, por las encuestas? ¿A alguien se le ocurre que a la gente le preocupan las encuestas? A ninguna persona, en ningún barrio del Uruguay.

—¿ Qué peso puede tener la convención si se confirma que es una interna pareja?

—Ya lo dije y lo voy a volver a repetir: el que gana, gana. El Partido Nacional no aguantaría si el que festejó en esa noche de las elecciones, después pierde en la liga. Sería una fuente de disputa. Por lo tanto sostengo: el que gana, gana.

—Hay quienes no sostienen eso.

—Están en su legítimo derecho. Yo sostengo lo otro y lo voy a defender. Si gano con el 38% y otro tiene el 32% voy a reclamar eso. Y si pierdo con el 32% y otro tiene el 38%, voy a apoyar al de 38%. Así de simple y claro. Lo que yo sí creo es que la convención del Partido debería completar la fórmula. La fórmula se completa en la Convención. Eso sí.

Entrevista de Federico Castillo para Búsqueda
Foto: Nicolás Der Agopián

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