En el día de hoy, el senado de la República homenajeó al recientemente fallecido Manuel Singlet. Familiares, compañeros y amigos del ex senador nacionalista acompañaron desde la barra.
Hizo uso de la palabra el senador y líder de Alianza Nacional, Jorge Larrañaga.
Larrañaga se refirió a Singlet como “Luchador, idealista, coherente. Un virtuoso moral, comprometido con sus ideas y ajeno a las comodidades que puede generar el zigzag ideológico”. “Ha sido un ejemplo para muchos de nosotros. Fue heredero de las mejores tradiciones del sistema político nacional: honestidad, tolerancia y buena fe. Pero sobre todo, enriqueció ese acervo, defendiendo su identidad y proyectándola con rebeldía. Acaso el elemento que definió su vida, uno de sus mayores legados: la rebeldía. Fue un político ejemplar y un ejemplo político”.
Larrañaga en su alocución recordó los principales momentos de la vida del dirigente nacionalista, su lucha, su actividad pública, su vida familiar.
“Manuel Singlet fue un principista. Y para un principista lo único que no se negocia es la lealtad a las ideas. En la política y principalmente en el parlamento, donde lo discursivo tiene que aterrizar en un pronunciamiento, el político tiene que definir de qué lado está. Definir que tanto pesa el caudal ideológico, la identidad como hombre político. No hay nada más honesto y responsable, que ser coherente con las ideas que se proclaman. Esa es la ligazón indisociable entre las facetas de la ética. Singlet discrepó, vio que no podía ir contra sus ideas. Hizo lo que muy pocos han hecho. Dejó estas cómodas bancas, porque más cómodo es estar en paz con su identidad de pensamiento”.
Expresó que con esto, Singlet se convierte en heredero de la “sabia regla de oro del maestro del civismo Javier Barrios Amorín: “nunca dejar de reconocernos a nosotros mismos”.
“Tuve el honor de que Manuel Singlet nos acompañara en nuestra vida política. Tengo el recuerdo de esas reuniones que confluyeron en aquel 3 de octubre de 2003, en nuestra sede sectorial, con un discurso fuerte y claro, como era su costumbre, preocupado por los ciudadanos de a pie. Lo recuerdo con su frase “No podemos quedarnos más en la crítica, tenemos que hacer y trabajar. Esa es la tarea que nos queda por delante. La tarea es difícil, muy difícil, pero por eso no deja de ser hermosa”.
Recordó que “tuvo la satisfacción de poder contribuir a que volviera a esta casa, el 8 de noviembre de 2005, Manuel María volviera a esta casa, a este Senado de la República. Pero esta vez sin silencios, con un aplauso atronador de los miembros de esta Cámara, como se recibe a aquellos que nunca se van, porque están siempre en la mejor memoria de la lucha por construir desde acá o desde donde sea, un mejor futuro para todos.
“Manuel Singlet fue un Señor, una expresión de decencia y hombría de bien. No hay en mis modestas palabras exageración alguna y por el contrario, estarán limitadas por no poder abarcar en cabalidad lo que es expresar la dignidad entera del querido amigo. Y sepan sus amigos y su familia, que por su legado, por su prédica moral y política, Manuel Singlet, hace que nosotros, y muchos más, nos sintamos comprometidos con su visión ética y sentido de la política”.