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Para Gandini la democracia representativa no puede ser sustituida por la democracia participativa

Gandini as Democracia

En una de las mesas del Seminario «A 30 años de la restauración: los desafíos de la democracia uruguaya», actividad organizada por la Presidencia de la Cámara de Representantes y el Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República; el Diputado Jorge Gandini expuso sobre «Democracia, políticas públicas y participación ciudadana»:

«A los efectos de despejar primero lo que yo tengo como visión, yo no comparto esa idea que a veces se maneja de que la democracia participativa es un estado superior en la evolución de la democracia, que parte de la base de la democracia representativa y que luego hay una democracia participativa que la supera; yo no comparto ese criterio. Creo que vivimos en un estado de derecho regido por un contrato social muy amplio y con mucho consenso, que establece que en Uruguay la república funciona como una democracia representativa que no puede ser sustituida por la ‘democracia participativa’. Creo que la participación de la ciudadanía es importante pero no sustituye a lo otro.

Creo que en Uruguay, además, la democracia tiene buenas instancias de participación. Es un bien entendido y no cuestionado que cada vez que el Parlamento debate un nuevo proyecto legislativo recibe a la sociedad. No somos demasiado eficientes a los ojos de quienes buscan eso y miran porque el proceso legislativo uruguayo es lento, pero es lento porque participa la sociedad. Viene el Estado en sus autoridades correspondientes a dar su opinión, a veces defendiendo un proyecto que es de su iniciativa, a veces opinando sobre un proyecto que no le pertenece. Pero luego viene todo aquel que tiene algo para decir, invitado por el propio Parlamento o a su propia iniciativa, y no solo pasan sindicatos, no solo gremiales, no solo asociaciones, vienen personas que piden dar una opinión y eso creo que de algún modo es una apertura que tiene la democracia representativa a la sociedad para que esta participe en el proceso de elaboración de una ley.»

Participación ciudadana versus participación de las organizaciones

«Yo tengo una visión crítica sobre la diferencia que existe sobre la participación ciudadana versus la participación de las organizaciones, y creo que acá debemos detenernos para mirar y reflexionar sobre cada una de esas cosas. La primera, la participación ciudadana en las políticas públicas es escasa pero es real, influye, se hace sentir. Uruguay tiene una red vastísima de sociedad real, de gente que participa buscando soluciones para sus problemas directos o comprometida donando su esfuerzo y su tiempo para resolver problemas de su entorno o sencillamente de algún sector de la sociedad que le provoca una sensibilidad especial. Hay un fuertísimo voluntariado que es muy eficaz, que se dedica, uno lo ve, a la primera infancia, en la contención, en la educación no formal, en las organizaciones deportivas que tiene mucho que ver con la educación en valores, con el tiempo libre, con sacar de la calle.

La organización de fútbol infantil es impresionante el despliegue territorial, la organización que tiene y la cantidad de padres y personas que participan, son organizaciones de todos los fines de semana que mueven miles de personas a base de tortas fritas, y así funcionan. Con poco apoyo estatal, pero con apoyo estatal, porque usan bienes o terrenos públicos porque a veces están exonerados de algunas tarifas públicas. Si bien reciben alguna apoyatura estatal pero la desarrolla la gente.

En adultos mayores hay una vieja tradición en este país de organizaciones que así lo hacen, muchas de ellas reciben apoyo del BPS o de otras, pero reposan sobre el voluntariado. Con la discapacidad, lo vemos en el Presupuesto. Recorren la Comisión de Presupuesto buscando algún subsidio y se dedican a áreas muy sensibles y complejas que requieren personal altamente capacitado y mucha dedicación. O las culturales, hoy los jóvenes participan más en la murga joven, en el carnaval, en manifestaciones y actividades culturales que los convocan que en otras tradicionales que ya no los llaman tanto. En vecinales que tiene que ver mucho con la resolución de los problemas cotidianos de su entorno inmediato y que tienen expresión en los concejos vecinales. En todas ellas hay mucha participación de mujeres, la base de sostén del voluntariado de esas comisiones son las mujeres trabajando en esas organizaciones de la sociedad real.

Pero luego hay una participación de organizaciones y este es un nuevo campo de batalla que se ha ido desarrollando. Es decir, el empoderamiento del espacio de participación por las organizaciones que pretenden representar a todos pero en realidad representan a unos, a los que tienen organización, militancia, objetivos claros, y se empoderan de ese espacio que la sociedad tiene muy prestigioso de la participación, creo que es un tema para reflexionar. A veces corporaciones con forma, con militantes y, a veces, hasta con recursos y aparatos se paran en un lugar, toman la bandera de la representación de todos los que pertenecen a ese colectivo o a ese lugar de la sociedad y llenan ese espacio, y adentro de esas organizaciones se produce una batalla, porque conquistar ese espacio de poder y poder tener luego el logo, el sello de representar ese sector de la sociedad tiene un peso político muy importante.
Es decir, una cosa son las organizaciones reales que no inciden porque no tienen voz ni voto en ningún lado; otra cosa son aquellas que a través del peso de las organizaciones logran incidir y participar directamente en ámbitos donde se toman decisiones, y ahí hay un campo de batalla.

Ahí inciden las corporaciones, los partidos políticos, sus corrientes, sus movimientos, sus tendencias; es la lucha por la participación institucional con voz, con voto y a veces hasta con sueldo porque hay que ocupar ese espacio. Pongo un ejemplo: elecciones en el Banco de Previsión Social de los sectores sociales. Ahora tenemos un proyecto de ley que envió el Poder Ejecutivo en estudio en el Senado que nosotros no vamos a acompañar. Se supone que allí están los trabajadores, los empresarios y los jubilados y pensionistas para representar los intereses de esos sectores, son los que aportan, los que aportaron trabajando, los que van a recibir el resultado final. ¿Como se eligen? Se supone que los sectores eligen por una elección que organiza la Corte Electoral, pero ahora hay cambios en la ley que dificulta la posibilidad de presentar listas, pone muchos más requisitos para que se presenten menos listas y establece, porque hay que tener muchos sindicatos de distintas ramas para poder hacer lista, es decir, hay que tener peso en la corporación no en los trabajadores y, si se presentara una sola lista, no habrá elección. Eso es un retroceso de una política pública porque el voto en blanco o anulado es la voz de muchos que no se sienten representados, es la forma de decir algo. Ahora, la ley esta va a suponer que si hay uno todos están de acuerdo en eso y ese es el que lo representa y eso es un retroceso que representa una organización. Y todos los que no pertenecen a esa organización encuentran dificultades para presentarse y organizarse y a lo mejor su voz allí no está bien representada.

Miremos lo que pasó con las elecciones en los consejos de la enseñanza. Es la rebelión de los sin voz. Un movimiento sindical organizado con una cantidad de dirigentes con licencia gremial, dedicados exclusivamente a la militancia gremial, financiados para eso, con aparato y organización, con renta de los sindicatos; quedó con tres de los cinco cargos, perdió dos. Y en esa elección ganó el voto en blanco y anulado, le ganó a todos los demás sumados, eso es una manifestación de voluntad porque la gente sabe votar, el que anuló el voto no fue porque no sabía. Esa es la voz de los sin voz, es la victoria de la protesta, es la expresión de no sentirse representados.»

Descentralización y participación

«Miremos otras políticas públicas; las que se aplican en la descentralización departamental. Hay una tradición fuerte en Montevideo, que es la que empieza con el proceso de descentralización a través de la conformación de centros comunales y, dentro de ellos, de los concejos vecinales que luego fue evolucionando y se transformó en una ley, que es la ley de municipios que es superadora de la de los concejos vecinales, pero estos igual existen. ¿Qué pasa con ese proceso que a veces confunde descentralización con participación? La descentralización podría existir sin participación, pero se suman. Esta es la segunda vez que elegimos alcaldes en Montevideo y concejos municipales con un 70% de abstención. La gente no participa en un acto obligatorio donde vota otras cosas; lo que tiene que hacer es poner otra hojita y no la pone. Algo nos dice.

Hay desinformación sin duda, hay lejanía de la gente con el tercer nivel de gobierno y viceversa. Es una política pública que no logra asentarse. En las elecciones de los concejos vecinales, que es la que tiene más tradición, más años y la más típicamente participativa, solo participa el 6%. Y se han ido tomando medidas para que no caiga más. Por ejemplo, el padrón es más grande, votan los mayores de 16 años y con la cédula, y además se le pone en el mismo paquete una zanahoria espectacular que es la de votar junto con el representante al concejo, el presupuesto participativo, y ahí las organizaciones le ganaron a la gente, ese es un gran defecto que tiene el tema. Se organiza el club deportivo del barrio, toma su masa social y le dice vamos a votar para techar el gimnasio, y aún así la enorme mayoría está desentendida del tema, por lo tanto es un tema a analizar. Hay ausencia de identidad, la gente no sabe ni en que municipio vive, no conoce al alcalde, pero sobre todo la gente no sabe para que sirve eso, para que sirve participar; pero además, tiene reglas de juego puestas por los militantes. Es para entendidos. Se vota por crucecitas a delegados que suman sus votos por zonas y subzonas, y con una buena organización y 50 votos se entra porque cruzo con algunos otros. Es el voto ponderado de las crucecitas que uno no logra explicarle a la gente. Entonces la participación se transforma en una mentira. habrá que revisarlos.

Las políticas públicas medioambientales preceptivas, las consultas públicas, ¿existen de verdad? ¿Son preceptivas, se entera la gente? No, cuanto menos difusión tengan y participen menos, menos problemas. Es decir, se cumple con la consulta medioambiental pero no se cree en ella.»

Participación espontánea

«Yo creo en la participación espontánea, en eso creo mucho, en esa que la gente genera en una red espontánea. No creo demasiado en esa participación institucional, que preferiría de algún modo revisar. Si la participación es un discurso, si es una apariencia para contar con otra forma de tener una porción de poder, prefiero refugiarme en la democracia formal, porque introducimos a la toma de decisiones de la democracia representativa la apariencia de la participación ciudadana, pero que en la realidad se empoderan de ellas organizaciones que también tienen su representación política e interfieren unas con otras. No es la gente, son las mismas organizaciones que están presente en la democracia representativa, que toman poder en algunas organizaciones de la sociedad y, en nombre de la sociedad, llevan adelante las posiciones de los mismos sectores que tienen menos poder en la democracia representativa elegida por la gente.

De todos modos, cuando la gente quiere, explota y logra hacerse escuchar. Pasaron algunas cosas estos días y las nuevas tecnologías aportan por lo menos buena información de por donde va la gente. Creo que este es un tema en el que el sistema debe parar la oreja y poder escuchar a quienes no tienen voz, no participan directamente con su tiempo en las organizaciones, pero se hacen escuchar. Lo que paso con Uber es interesante, porque es un fenómeno muy discutible pero lo cierto es que de algún modo los usuarios encontraron una respuesta por el costado que los representó. Abrió el mercado monopólico con una alternativa y nadie fue insensible, porque ningún político es sordo y sabe que lo de Uber, más allá de que esté bien o mal, es bien aceptado por el usuario, porque el usuario está pidiendo esas cosas; y esta es otra forma donde el usuario puede participar y hacernos saber su disconformidad con lo que hay y puso en cuestión con una aplicación informática todo el sistema de transporte de Montevideo. Son formas diferentes que hay que saber escuchar porque yo creo que la participación tradicional hoy tiene algunos deterioros que nosotros debemos atender.»

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