No llama la atención que algunos sectores políticos desprecien el Estado de Derecho y todo lo que este supone. Desde el momento en que en nuestro país hubo gobernantes que acuñaron la máxima de que “lo político está por encima de lo jurídico”, no hay lugar a sorpresa.
El estado de derecho es una forma de ser del Estado, es el resultado de una serie de principios que rigen la vida del colectivo. Así como las personas no modifican su forma de ser de un momento a otro, tampoco aquellos dejan de ser de derecho de un día para el otro. Siempre se dijo que el ladrón no comienza robando las joyas de la corona, sino que va desviando su conducta hasta llegar a la comisión del ilícito.
Es por eso que debemos estar en alerta frente a los desvíos de las conductas de los gobernantes que van alejándonos del Estado de Derecho por más justificaciones que se pretendan argumentar para dichos desvíos.
En el Parlasur se planteó la iniciativa, por parte de representantes kirchneristas, de destituir del mismo al ex Secretario de Obras Públicas del gobierno argentino, José López quien fuera encontrado intentando esconder nueve millones de dólares presuntamente producto de coimas y del esquema de corrupción que rigió durante los gobiernos del matrimonio Kirchner-Fernández.
La situación de este dirigente kirchnerista, hombre de confianza del matrimonio K, integrante de los gobiernos provincial y nacional de Néstor Kirchner y secretario del gobierno de Cristina Fernández, se encuentra sometido a la justicia de su país, la que deberá determinar, luego de la investigación pertinente, la existencia de delito, la responsabilidad de López en el mismo y, eventualmente, la identidad de otros involucrados en las maniobras delictivas que se comprueben.
Aún cuando no podamos entenderlo, aún cuando no lo compartamos, aún cuando íntimamente tengamos la convicción de la culpabilidad de López y de muchos otros ex gobernantes argentinos que, aspiramos, resulten alcanzados por la justicia, aún cuando repudiemos con total firmeza cualquier forma de corrupción, el ex ministro de Cristina Fernández todavía no es culpable de delito alguno. El debido proceso legal, la presunción de inocencia, el derecho a tener su día ante los Tribunales, el derecho a la defensa, constituyen algunas de las bases del Estado de Derecho.
Así, cuando las representaciones del kirchnerismo y del Frente Amplio en el Parlasur clamaron por la destitución de su compañero de ruta, de su hombre de confianza, de su correligionario y amigo, no quedaba claro el contenido del grito.
¿Qué había detrás del reclamo de crucificar a su compañero de ruta en el acto? No se estaba reclamando justicia, no se estaba reclamando la verdad, no se estaba defendiendo el Estado de Derecho. Se estaba pidiendo a gritos que no se investigara, se estaba pidiendo a gritos que se taparan con prontitud los presuntos delitos de su hombre de confianza, se estaba poniendo lo político por sobre lo jurídico, se estaba hipotecando el Estado de Derecho.
Para esos efectos, no cuentan ni contarán nunca con el legislador que suscribe y ello no disminuye en nada mi más absoluto repudio a cualquier acto de corrupción y a los corruptos que llegan al poder y a ocupar cargos públicos por el respaldo y la confianza de gobernantes que ya tendrán que demostrar ante la justicia su inocencia.
DR. PABLO ITURRALDE
REPRESENTANTE NACIONAL