Título universitario para los docentes

Vamos por el título universitario para los docentes, reconociendo y jerarquizando la formación de los que forman

Es necesario cumplir con una deuda que la sociedad tiene con los docentes: otorgarles y reconocerles título universitario. Esta medida no sólo oficiará de reconocimiento sino además le abrirá las oportunidades para acceder a estudios de posgrado.

Proponemos dar reconocimiento a la formación docente y a la buena trayectoria de los que ya vienen desempeñando la función docente, un reconocimiento profesional a saberes adquiridos, asociado a la trayectoria del docente y en el marco de un sistema de Acreditación.

Nos referimos a instaurar un sistema de reconocimiento con el propósito de otorgar Título docente de grado universitario que se realizaría por Competencia Notoria y por Actuación documentada.

Esta formación y trayectoria tienen que estar obviamente bien documentadas para poder determinar su grado de “equivalencia” con un nivel universitario de grado, un mérito académico acreditable.

El reconocimiento se podría extender también a situaciones donde la formación y trayectoria docente no sea completamente equivalente al nivel universitario de grado. Sería éste un reconocimiento académico que se otorgaría con el propósito de avanzar hacia más estudios y completar requisitos de nivel universitario.

Por otra parte, necesitamos crear una formación docente de nivel universitario; con todo lo que implica. Requiere, entre otras cosas, definiciones relativas al egresado que se quiere formar y al ejercicio profesional que se espera que dicho egresado pueda realizar.

La formación docente no puede o no debería quedar reducida a una única institución. Nos importa y mucho la diversificación institucional de la formación docente y su descentralización territorial, razonándolo en base a un sistema nacional de formación docente que integre oferta pública y privada, con esfuerzos que se complementen y espacios curriculares compartidos entre diferentes carreras. En otras palabras, hacer buen uso de la capacidad instalada de la que dispone la sociedad uruguaya.

En nuestro país, la formación docente quedó separada de la formación universitaria, algo que proponemos corregir. La dinámica política del país tiene que jugar a favor de este gran cometido, con la obligación de hacerlo bien, de la mejor manera, maximizando los recursos de la sociedad para lograrlo, sin trampas al solitario, sin dejar de formularse preguntas pertinentes y relevantes, y sin dar la espalda a la evidencia internacional en la materia.

Avanzar hacia una formación docente de nivel universitario, no significa desconocer lo realizado a lo largo del tiempo. Ejemplos: la creación del Instituto de Profesores Artigas a mediados de siglo XX, la temprana consolidación de la formación magisterial, la creación de los Centros Regionales de Profesores (CERP), la creación del Instituto de Posgrados y Perfeccionamiento Docente (IPES), el establecimiento de un Consejo de Formación en Educación (CFE) como nuevo subsistema de ANEP; entre otros.

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