Utopía vs. realidad

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En las pasadas horas nos enfrentamos a las declaraciones del plenario del Frente Amplio, donde sus integrantes aprueban impulsar una reforma de nuestra Constitución. Es allí que nos planteamos si realmente es necesaria una reflexión técnica, llena de conceptos jurídicos y argumentos tecnocráticos para entender la iniciativa. Finalmente comprendemos que solamente basta con mirar la realidad.

Analizando la situación nos damos cuenta que estos señores viven en un país paralelo, donde su única preocupación es la de no perder el poder. Cabe preguntarse si el Frente Amplio realmente piensa que la gente no es consciente de que esta propuesta es una cortina de humo para cubrir la ineficacia de su gestión. Creerán que la sociedad ignora que el objetivo de estos cambios es consagrar el poder propio, más que consolidar los derechos de los ciudadanos.

Será que los integrantes del gobierno pueden percibir que los trabajadores, los que salimos todos los días a las calles para vivir una vida digna, somos capaces de darnos cuenta que hay cosas que no se están haciendo. Que los niños que estaban en situación de pobreza siguen en situación de pobreza, y muchos van a una escuela o a un espacio en una organización social para recibir una taza de leche y un plato de comida. Que los precios de los comestibles más básicos han aumentado considerablemente, que los servicios de salud no funcionan como deberían, que nuestros adolescentes siguen deambulando por las calles sin saber qué futuro les espera. Que nuestros ancianos cobran miserias de pensiones y jubilaciones, y que nos espera un seguro social de hambre a quienes hoy pagamos todos los meses nuestros impuestos que este gobierno no sabe utilizar. Que aunque nos digan que hay menos personas durmiendo en las calles sabemos que los refugios están saturados y que la solución que un día fue temporal hoy es casi definitiva para muchos de ellos. Que la violencia doméstica sigue en aumento, que el consumo problemático de drogas y estupefacientes hoy no tiene una política dirigida a atender a quienes padecen adicciones y a sus familias.

Debemos decir, sin pudor, que esta idea de reforma es producto de una mala gestión, que no hay políticas públicas a largo plazo y que los resultados que se esperaban obtener no se lograron.

Entonces, nos damos cuenta que nos encontramos frente a una burla a la inteligencia de la gente, que el poder les llegó a la venas y que aquella utopía que un día defendieron de igualdad y de justicia, hoy se acabó.

La realidad está a la luz de nuestros ojos, a la vuelta de nuestra casa, en el almacén de la esquina. No hay que ser un gran ilustre para darse cuenta que fallaron y que lo seguirán haciendo.

Lamentablemente hay quienes se creen superiores subestimando al pueblo antes que gobernando para la gente.

Lic. Cecilia Sena

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